lunes, 29 de diciembre de 2014

Suspiros que desearías no tener a medianoche

Sigue parándoseme el corazón cuando veo a alguien de lejos que se parece lo más mínimo a ti.
Me asusta encontrarme con tus ojos verdes en la noche gijonesa.
Pero estoy orgullosa de mí misma, porque un año después he sobrevivido. Y soy feliz. Y soy capaz de ser aún más feliz.

Me asusta pasar por nuestras esquinas. Por nuestros bancos. 
Veo a parejas sentadas y siento un escalofrío. Ahí fue donde me robaste el corazón. Y donde decidiste nunca devolvérmelo.

- ¿Cómo de dramático está permitido ser aquí? Ah, se me había olvidado que mi única editora soy yo. -

Veintiún años de vida y te has colado en el ranking de lo peor que me ha pasado. Espero que estés orgulloso, nunca te gustó perder.

A veces suspiro y siento que me escuchas. Y siento que suspiras también.
Sí, a ti también tiene que dolerte esa espina ahí clavada. 

Cierro los ojos. 
Te veo.
Los abro.
Te vas.

Gracias a Dios.

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