miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Sabes qué?

Últimamente no paran de decirme que se me ven los ojos verdes. Y yo me encojo de hombros, sonrío y lo agradezco.
Hoy, como un flash, de repente lo he sabido: no es casualidad. Es el trocito de ti que dejaste dentro de mí porque jamás dejarás de sentir lo que sientes. También, sin querer queriendo, para que no te olvidara, ¿verdad? Porque nunca, nunca, me hablarán de unos ojos verdes sin que mi mente vuele hacia los tuyos.
Tienes suerte, mis ojos verdes son claros. Tienen luz. Porque he ido abriendo pasito a pasito, golpe a golpe, cada una de las ventanas que cerraste. Y los rayos de sol pasan a través de las grietas de mi corazón remendado.
Y soy feliz por los recuerdos y por lo mucho que me inspiran.
Sobretodo porque ya sólo son eso, recuerdos.
Y le contaré a mis nietos la historia del coco de los ojos verdes, oscuros y empantanados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario