martes, 25 de septiembre de 2012

Rasgándome despacio

Cambiada la etapa me doy cuenta de que he tenido el corazón roto, que toda yo estaba rota y no era realmente consciente de lo que todo eso significaba. Lo he pasado mal, lo que no significa que ahora esté bien.
Lo gracioso es que tenía el corazón roto pero no sé muy bien en qué punto se me rompió, quizás fueron grietas, que poco a poco lo resquebrajaron.
Ahora, como he dicho antes he cambiado de etapa. No significa que ya nada me duela, porque hay momentos de reminiscencia en los que incluso puedo oír el sonido de los pedazos rotos cayendo, me caen las lágrimas, simple y llanamente.
Ahora solo siento vacío, un espacio vacío dentro de mí que debería rellenarse pero que ni a una sola parte de mi cuerpo le apetece rellenar.
Intento volver a mi vida anterior pero hay partes en blanco, momento en los que me pregunto ¿qué había en mi vida antes de él?
¿Cómo era antes de ser destrozada? No sé distinguir bien si mi cambio fue la edad o fue él con sus frías manos rasgándome despacio como a un trozo de papel.

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