 |
'Masters of Sex' por Entertainment Weekly |
El verano pasado dejé de ver '
Masters of Sex' porque ciertas situaciones -prácticamente la trama principal de la serie- se había puesto contra mí en el momento de mi vida en el que menos estaba dispuesta a ver algo así. No sólo perdí el interés por completo, sino que me vi incapaz de acabar de ver los capítulos sin sentir profundo rechazo.
La abandoné, cosa que para mí resultó como abandonar a una mascota, a alguien a quien quieres. No era capaz de seguir su ritmo.
Las razones se fueron aclarando con el paso de los meses. Primero culpé al tiempo. Como siempre se hace en estos casos.
Ahora soy consciente de que nada que ver tenía con las horas, los planes o el trabajo. Simplemente no estaba preparada. Ni siquiera quería estarlo.
Y no nos confundamos, no es que ahora disfrute con un hombre y una mujer teniendo una aventura extramatrimonial, es que ahora, a diferencia de entonces, soy capaz de entender que es ficción y no una respuesta del universo a mi vida. No es que la población mundial quiera hacerme ver que lo más normal del mundo es ponerle los cuernos a tu pareja.
Es curioso que me ponga a hablar aquí sobre este tema que, teniendo un blog de series que idolatro, hubiera encajado mejor en otro sitio. Pero a diferencia de lo que parece esto no tiene nada que ver con la serie. Más bien tiene que ver con mis sentimientos, con el crecimiento interior que he experimentado, con el por qué soy consciente de que he crecido como nunca en los últimos 9 meses.
Me siento una persona nueva. Quizás no nueva, pero sí remodelada de un modelo antiguo. Remasterizada. Y de alguna forma todo este proceso, en vez de hacerme sentir más fuerte, me hace sentir más débil. Más incapaz de hacer frente a lo que la vida quiere hacer conmigo.
Lo que es a lo mejor un paso hacia delante, puesto que la próxima vez que me engañen, me traicionen, me rompan el corazón o simplemente las cosas se acaben, no me sentiré tan culpable y tan destrozada porque no lo vi venir, porque no supe lidiar con ello, porque realmente me rompió en pedazos.
Resulta que es normal doler y es normal que te hagan daño.