La infancia no me pasó rápido, y la adolescencia tampoco. Parece que fue hace mil años cuando me llamaron adolescente por primera vez. No creo que hubiera nunca un tiempo de transición, o quizás es que no he pasado a la siguiente etapa.
La verdad es que pensándolo, todo es tan incierto que llegar a conclusiones resulta un poco ridículo. Filosofando un poco, soy de los que creen que es posible que nada, fuera de mí, exista realmente. Pero el tiempo pasa, de eso sí que podemos estar seguros. ¿No? No lo sé, no sé nada.
No sé ni por qué he empezado este tema.
¿Nostalgia?
El curso se acaba y no paro de recordar todos esos momentos que se merecen ser contados, en otro momento.
Incluso puede ser que suelte el mayor royo del mundo en los días cercanos a mi graduación.
Espero que pongas una entrada sentimentaloide antes de la graduación porque yo en mi blog no podré, no procede jaja y ,definitivamente, alguien tiene que hacerlo.
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