De repente me despierto de un susto. De eso que prácticamente saltas de la cama. Nunca has existido. Lo nuestro nunca ha existido. Te creé en mi mente. Mi corazón roto solo existió en mi mente. Tu sensualidad y nuestra química las escribí sobre papel mojado.
Pero luego lo tiré al fuego y nunca ardió.
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