No quiero saber los kilómetros ni las personas que nos separan. Sinceramente no me importa. Sé cuando te siento cerca, como si algo nos hubiera empujado a pensar el uno en el otro a la misma vez. Pasa de vez en cuando y lo siento muy fuerte dentro, en algún lugar del pecho.
Sueño despierta a menudo y es divertido pensar que las cosas podrían cambiar en un abrir y cerrar de ojos si alguno de los dos se atreviera a cerrarlos y tirarse al vacío.
Es entretenido pensar desde el avión de vuelta, una vez pasado todo, que podría haberte encontrado en este viaje. Haberte visto desde la distancia y reconocer tu silueta y tu pelo negro azabache. Haber salido corriendo detrás tuya, sin pensar, como una niña tonta, y reencontrarnos como dos amigos de la infancia que hace años que no se ven.
Imagino casi como un recuerdo una mezcla de emociones en tu gesto: sorpresa, alegría, melancolía, desconcierto, vergüenza.
No me importa. Ya no me importa nada.
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