Me asusta encontrarme con tus ojos verdes en la noche gijonesa.
Pero estoy orgullosa de mí misma, porque un año después he sobrevivido. Y soy feliz. Y soy capaz de ser aún más feliz.
Me asusta pasar por nuestras esquinas. Por nuestros bancos.
Veo a parejas sentadas y siento un escalofrío. Ahí fue donde me robaste el corazón. Y donde decidiste nunca devolvérmelo.
- ¿Cómo de dramático está permitido ser aquí? Ah, se me había olvidado que mi única editora soy yo. -
Veintiún años de vida y te has colado en el ranking de lo peor que me ha pasado. Espero que estés orgulloso, nunca te gustó perder.
A veces suspiro y siento que me escuchas. Y siento que suspiras también.
Sí, a ti también tiene que dolerte esa espina ahí clavada.
Cierro los ojos.
Te veo.
Los abro.
Te vas.
Gracias a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario