A veces, cuando estoy feliz, ligeramente feliz, o con esperanzas de que las cosas mejoren, prefiero no pensar.
Esos son los periodos en los que mi blog se queda en blanco, durante días, semanas...
Yo pienso mucho, demasiado, normalmente cuando esto pasa las cosas se tuercen. Veo las cosas buenas desde la mala perspectiva, suelo darle vueltas porque hay algo que no me convence.
Por eso apago mi mente, enciendo la música y canto, simplemente, para evitar que mi desastrosa objetividad arruine momentos realmente maravillosos.
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